La cuenta expone la visión que sobre el estado, el gobierno y la persona/líder tiene esta revolución: todos fundidos en uno, según observa el sociólogo y profesor universitario, Ignacio Suárez.
"Primero vemos que hay un egocentismo exacerbado pero eso que lo explique un sicólogo. Como sociólogo puedo decir que esa exaltación del yo en una memoria y cuenta refleja lo que muchas personas se temen ocurre en el país, que se exacerbe la confusión del Estado con el gobierno e incluso con la persona. Parece que está totalmente fundida la figura del Estado, sus instituciones con un gobierno que se apropia de esas instituciones y todo bajo la imagen del presidente Chávez, explica Suárez. El uso de la palabra "recuerdo" demuestra, agrega el analista, "lo que ya sabíamos de lo anecdótico del discurso". Comenta que el Presidente estaba allí "supuestamente para dar cuenta de su ejercicio y aunque sí tocó algunos temas lo hizo de manera informal, dispersa y hasta poco seria que hace pensar que fue un Aló Presidente, sólo que esta vez desde la sede del Parlamento. Algunas veces el Aló es desde el Sur del Lago, otras desde Guárico, o Bolívar, pues esta vez fue en el Palacio Legislativo".
Para Suárez nunca se vio en el mandatario nacional una actitud de responder a la Asamblea Nacional ni al país sobre el ejercicio de Gobierno. "Se siente el dueño del Estado, como si estuviera fundido con el Estado", enfatiza Suárez luego de explicar que ese tipo de unión entre el Estado y el Gobierno se había visto en la historia política contemporánea de Venezuela pero en los últimos años se ha afianzado aun más.
Lo que más preocupa al sociólogo es que no existe ningún tipo de fiscalización al Ejecutivo: "Uno ve que nadie va a reclamar esos vacíos que se observaron en el discurso de gestión y la falta de formalidad con que rindió cuentas al país. Eso da pie a que hable como lo hace. Las pocas críticas vienen de afuera, de órganos como la OEA que luego quedan en nada, y aquí sólo los diputados de oposición han hablado de auditar, eso es preocupante porque se le da pie para seguir hablando en nombre del Estado. Ni la Contraloría ni la AN como institución exigen que se rinda cuentas".
Suárez insiste en que no se vio en la AN "a un capitán de equipo" dando razones sobre causas y consecuencias de los problemas que aquejan al país: "Como ciudadano tengo poca orientación sobre ese informe. No vi a un líder ni a un Presidente explicándome el por qué de lo que nos afecta, por ejemplo en economía.
Mensaje para su gente
Suárez llamó la atención sobre el llamado del Presidente el sábado en la AN a "bajar" el volumen a los debates en el Parlamento: "Eso es un mensaje para su gente en primer lugar porque sabe que los insultos no generan dividendos a largo plazo, y en segundo lugar un mensaje para el exterior, dar la imagen de que está dispuesto a dialogar. Chávez es un político hábil y sabe que no convienen los insultos. Es irónico porque todo el mundo sabe de donde se manda la línea para 'triturar y pulverizar' al otro para que se esté horrorizando a estas alturas con la polarización. Todos conocemos la campaña del amor y la del desamor".
El Universal
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