martes, 1 de febrero de 2011

12 años perdidos

Venezuela perdió la oportunidad histórica para colocarse en la senda del crecimiento y el desarrollo. El Gobierno desmanteló el aparato productivo privado mediante una política económica equivocada. El proceso de destrucción del país de Chávez y su gobierno entre 1999 y 2011

El próximo 2 de febrero de 2011, se cumplen doce años de ascenso al gobierno del teniente coronel Hugo Chávez. Con excepción de la tiranía de Juan Vicente Gómez, ningún presidente ha permanecido tanto tiempo en el poder.

El balance de estos 12 años de gobierno es francamente deplorable en cuanto al desempeño de la economía, la solución de los grandes problemas sociales, siendo la pobreza el más importante de todos, y el fortalecimiento de la democracia.

Podría afirmarse con toda propiedad que Chávez y su gobierno le han hecho perder a Venezuela la mayor y mejor oportunidad histórica para colocar al país en una senda de crecimiento y desarrollo sostenido que garantice un creciente bienestar colectivo en un ambiente de paz y convivencia social.

CON PRECIOS PETROLEROS ALTOS
La combinación del más grande y prolongado auge en los precios del petróleo en toda la historia del país, obteniendo en doce años de gobierno 500.442 millones de dólares por exportaciones petroleras, cifra que superan en 101,3% los ingresos obtenidos en los 19 años del período 1980-1998 (248.544 millones de dólares).

Con un mayoritario apoyo popular sólo revertido en dos ocasiones (2D 2007 y 26S 2010), que se expresó en un apoyo a todas las iniciativas políticas propuestas para avanzar en los cambios prometidos, entre ellas, la aprobación de una Asamblea Nacional Constituyente y una nueva Constitución de la República, ambas en 1999.

La obtención de mayoría parlamentaria que le concedió varias Leyes Habilitantes; el control mayoritario de las Gobernaciones y Alcaldías.

Todo esto le dio al presidente Chávez un inmenso poder político-económico para impulsar un proceso de grandes transformaciones que relanzara al país hacia el progreso y la modernidad para elevar el nivel y calidad de vida de todos los venezolanos, reduciendo de manera sostenida la pobreza y la desigualdad social.

DESPILFARRO
Sin embargo, todo ese poder ha sido despilfarrado, mal utilizado, al empeñarse Chávez y su gobierno en imponer un proyecto político que propicia la división y la confrontación entre los venezolanos generando un clima permanente de conflictividad que afecta negativamente la actividad económica.

Esta política, lejos de estimular la creación de riqueza y mejorar las oportunidades para una distribución más equitativa de la misma, se ha empecinado en desmantelar el aparato productivo privado, el mayor generador de empleos, mediante una política económica absolutamente equivocada centrada en controles de precios y de acceso a las divisas, y desde 2007 en un acelerado proceso de expropiaciones y apropiación de tierras y empresas privadas productivas, ahuyentando la inversión privada nacional y extranjera necesaria para la instalación de nuevas empresas que creen empleos productivos.

La actual política produce una alta y persistente inflación al ejecutar una política fiscal insensata basada en un gasto público voraz que se ha tragado no sólo los cuantiosos ingresos petroleros sino que ha endeudado de manera inconveniente al país, ocasionando distorsiones en el mercado monetario-financiero que se expresan, a su vez, en una brecha entre la oferta y la demanda de bienes requiriendo crecientes importaciones.

Adicionalmente, la revolución bolivariana devenida en "Socialismo del Siglo XXI" ha producido un deterioro gerencial, operativo y financiero tanto de Pdvsa como del resto de empresas estatales, destacando la crítica situación en que se encuentran las empresas públicas de Guayana.

En el caso de Pdvsa, su utilización como fuente de financiamiento de la revolución, ha producido una distorsión total en la misión y enfoque de negocio de la misma al convertirla en ejecutora de actividades y proyectos ajenos a su naturaleza empresarial, desviando recursos que deberían destinarse a la inversión para mantener e incrementar su producción efectiva y potencial.

Si a ello se suma la descapitalización profesional de la empresa como consecuencia del despido atroz de más de 20 mil trabajadores, el resultado ha sido una caída continua en la capacidad de producción de Pdvsa, incidiendo ello negativamente en el PIB de la economía y en la posibilidad de obtener un flujo mayor de divisas.

En resumen, este gobierno ha exacerbado el carácter rentista de la economía y del Estado, aumentando la dependencia del ingreso petrolero al punto que hoy de cada 100 dólares que ingresan por exportaciones, 95 provienen del petróleo, mientras que el sector no petrolero ha reducido su aporte de 31,2% en el total de exportaciones en 1998 a 5,1% en 2010.

HIPERTROFIA ESTATAL
Asimismo, el gobierno ha amplificado su intervención en la economía sobredimensionando el tamaño del Estado atiborrándolo de empresas estatizadas, ministerios y entes públicos, duplicando la nómina pública (más de 2.500.000 trabajadores) con sueldos envilecidos. Esta hipertrofia del Estado lo ha hecho más ineficiente e ineficaz en la provisión de los bienes y servicios públicos que demanda la población.

En los principios y valores democráticos el saldo también es negativo. La concentración de todos los poderes públicos en manos del Presidente, la sistemática violación del Estado de Derecho y de la Constitución desconociéndose derechos esenciales como la libertad de expresión y el derecho de propiedad, indican que el gobierno está cada vez más distanciado de la democracia y también del desarrollo.

Tal Cual Digital

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