Para el PSUV, Jesús Aguilarte Gámez, gobernador del estado Apure, ha significado un dolor de cabeza irremediable. Importado desde Barinas, el presidente Hugo Chávez se ha empeñado en que su paisano navegue el "barco de la revolución en Apure", que desde hace ya varios meses está prácticamente empantanado.
Su pésima gerencia del estado les ha costado a los empleados de la gobernación varias quincenas pendientes, incluyendo los aguinaldos de diciembre.
Y, en un estado donde el gobierno es prácticamente la única fuente de trabajo, un atraso salarial significa un paro en la economía estatal.
La gravísima situación impulsó a que los propios diputados del PSUV en el consejo legislativo pidieran la renuncia del gobernador desde el pasado mes de septiembre. Manifestaciones, paros y denuncias desbordadas hicieron que el Ejecutivo llamara la atención de Aguilarte.
"Si ustedes llegaron allí para eso, renuncien a la gobernación, a la Alcaldía y se van para otro lado. Y pongan en primer lugar los intereses del pueblo (..). La Revolución no es Aguilarte", sermoneó el presidente al referirse al "desastre" que había en Apure durante su programa dominical el pasado 21 de enero.
Sin embargo, el partido no podía seguir cargando el costo político de las irresponsabilidades de Aguijarte, por lo que se anunció el miércoles pasado la designación del coronel Ramón Carrizález como el nuevo secretario general de Gobierno del estado Apure.
"El presidente nuevamente ha menospreciado la capacidad de los apureños en resolver los problemas de su tierra", alega el ex gobernador del estado, Luis Lippa.
Opina que producto de la desconfianza que tiene Chávez, insiste en utilizar a los mismos de siempre, sin importarle que no tengan la competencia. "Nos manda a otras personas que no son de Apure para que resuelvan nuestros problemas. Ya nos ha mandado a Aguilarte tres veces y estos son los resultados, un Apure en anarquía".
Lippa sostiene que los cambios para Apure no se van a lograr con "un lavado de cara del gobierno", pero admite que ante la llegada de Carrizález se generó una sensación de tranquilidad puesto que se cancelaron las dos primeras quincenas de enero, a pesar de que aún no han hecho pronunciamientos importantes sobre ofertas o planes de gobierno.
Asimismo, la diputada por la Mesa de la Unidad Democrática, Miriam Montilla, explica que a pesar de que no existen muchas expectativas con respecto a la gestión de Carrizález, esperan que haya una mejoría con su llegada.
"No podemos decir que estamos en contra de esto. Se esta jugando el éxito de Apure, no al éxito personal".
Y mientras Carrizález recorre varias zonas del estado y se reúne con los sindicatos para llegar a acuerdos sobre los pagos pendientes, Aguilarte, siguiendo su línea despreocupada, no se ha pronunciado sobre este cambio, lo que evidencia, según Montilla, su descontento por la compañía de este jefe vestido de socio.
Tal Cual Digital
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