A unos dos meses de designada Iris Varela como ministra para el Servicio Penitenciario se le comienzan a ver las costuras a la funcionaria que, por cierto, no son nada diferentes a las que los expertos anunciaron cuando asumió el cargo: su total desconocimiento del tema carcelario.
Muchos, incluso desde estos espacios editoriales, le auguraron éxito a la ministra en su gestión porque el problema de las cárceles es uno de los más graves que padece Venezuela. El hecho de que se designara a un alto funcionario que se iba a ocupar exclusivamente de ese asunto era un paso adelante.
Al iniciar su gestión, la señora Varela anunció que su asesor principal sería el doctor Elio Gómez Grillo, reconocido como el más sabio penitenciarista de nuestro país. Pero fue un anuncio que nunca se concretó y los venezolanos se quedaron esperando ver a Gómez Grillo enfrentando el problema carcelario con sus grandes conocimientos. Fue, en todo caso, el comienzo de las mentiras de la de la ministra.
Lo cierto es que la corta gestión de la funcionaria ha estado manchada de rojo rojito y no precisamente por revolucionaria sino por lo sangrienta. En tan poco tiempo al mando de las políticas penitenciarias ya suman bajo su responsabilidad más de 30 muertos por violencia carcelaria y más de 40 hechos violentos en las diversas cárceles del país: un inicio fatal.
Luego de cierto silencio, la ministra ha comenzado a dar declaraciones, aunque mejor hubiera sido que permaneciera callada.
Por ejemplo, anunció que no va a cumplir con la Constitución que ordena en el artículo 272 que las cárceles deben funcionar de manera descentralizada a cargo de las gobernaciones. Igualmente, formó unos grupos de trabajo en las cárceles que excluyen a los penitenciaristas profesionales, otro mandato del mismo artículo. De esta manera, la ministra se ha declarado en desacato a la carta magna que ella misma ayudó a redactar y aprobó.
También sorprendió a todos cuando responsabilizó al gobernador de Lara, Henri Falcón, de los hechos de violencia en la cárcel de Uribana. Olvida que esa prisión está bajo su absoluta responsabilidad ministerial y que ella misma dijo que jamás entregaría las cárceles a los gobernadores, lo cual exime de toda la culpa al mandatario de Lara.
En este peloteo de la ministra buscando culpables donde no los hay nada nos extrañaría que, próximamente, el gobernador de Miranda sea el culpable del desastre de Rodeo y Yare, o el de Carabobo del caos en Tocuyito, el de Táchira de Santa Ana. Pronto dirá que los miembros de las ONG arman a los presos para fomentar los motines.
Cuando la ministra entienda que está allí para solucionar el caos de las cárceles y que para eso debe comenzar a patear estos recintos, hablar con los reclusos y sus familiares y rodearse de los mejores asesores, tal vez su trabajo comience a ser serio: por ahora el fósforo esta apagado. No llega ni a fosforito.
El Nacional
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