Las relaciones del presidente Chávez con gobernantes autoritarios en el Medio Oriente pueden perjudicar la imagen del primer mandatario en la opinión pública de Venezuela.
Al menos así los sostienen algunos analistas, que indican que la caída de hombres que han concentrado el poder durante años y que tenían como objetivo perpetuarse en el mando debilita la imagen de hombre fuerte del Presidente de la República.
El politólogo Ángel Oropeza considera que el apoyo a gobernantes como Muammar Gadafi ata a Chávez a la suerte que corra el dictador libio una vez que se iniciaron las revueltas en su contra. "Chávez se ha encargado de reforzar esa asociación perceptiva y se está metiendo en el mismo grupo de Mubarak, Gadafi, Lukashenko y Fidel Castro".
Oropeza considera que uno de los puntos de apoyo del Gobierno es la percepción de su fortaleza. Recuerda casos como el de los Somoza, en Nicaragua, en el que la derrota de los gobernantes parecía imposible. "Si Presidente se empeña en eso, también tiene que asumir las consecuencias del destrozo del mito de los regímenes imbatibles".
Añade que el mensaje que ha dado el mundo árabe es contrario a la permanencia de un gobernante en el poder por mucho tiempo. "Como dijo Fernando Savater: cuando el pueblo se organiza y decide dar al traste con un gobierno no hay fuerza que lo frene".
Con esa opinión coincide el politólogo José Vicente Carrasquero. El profesor de la cátedra de Opinión Pública en la UCAB señala que en principio los seguidores del Gobierno se identifican con Gadafi y los opositores con los rebeldes.
Carrasquero añade que si el gobernante libio cae, esto podría debilitar la imagen del Gobierno. "Lo va afectar en la medida en que sus seguidores se den cuenta de que es un gobernante más malo de lo que pintan en el Gobierno. Los costos en términos de percepción de derrota, si termina de ser derrotado, es un problema que se tira el Presidente encima. Va a tener que quedarse callado o tratar de dar una explicación al país sobre su posición".
Ambos analistas expresan que la oposición debe exigir explicaciones sobre las relaciones con gobiernos como el de Irán, luego de que Estados Unidos acusó a Venezuela de violar acuerdos internacionales en esta materia. "La oposición debe tener un papel orientador. En principio, controlar a algunas personas de esas a las que les gustaría que lleguen los marines. Deben exigir al Gobierno una rendición de cuentas para que la sanción sea desde adentro", dice Oropeza.
Chavistas imperialistas. El sociólogo Carlos Raúl Hernández difiere de esas opiniones.
Considera que la población no tiene mayor interés por lo que ocurre en el Medio Oriente. "En el electorado duro de Chávez tiene un impacto cercano a cero. La vinculación que tiene el Presidente con ese sector social, que representa 30% de las personas, es de carácter clientelar-religioso. Gran parte del país no sabe ni siquiera dónde queda Libia. Cuando se ahorcó a Sadam Husein Chávez no perdió ni un voto".
Para Hernández sería contraproducente que el Presidente intente usar las amenazas de sanciones internacionales para denunciar una escalda imperialista. "El universo de la gente que apoya al Presidente es mayoritariamente partidaria de Estados Unidos. Chávez ha visto claro que eso no ayuda. Los sectores populares no son antinorteamericanos, tienen demasiados años viendo a Estados Unidos como un aliado cercano. El modo de vida de Venezuela es un calco del estadounidense".
El Nacional
Al menos así los sostienen algunos analistas, que indican que la caída de hombres que han concentrado el poder durante años y que tenían como objetivo perpetuarse en el mando debilita la imagen de hombre fuerte del Presidente de la República.
El politólogo Ángel Oropeza considera que el apoyo a gobernantes como Muammar Gadafi ata a Chávez a la suerte que corra el dictador libio una vez que se iniciaron las revueltas en su contra. "Chávez se ha encargado de reforzar esa asociación perceptiva y se está metiendo en el mismo grupo de Mubarak, Gadafi, Lukashenko y Fidel Castro".
Oropeza considera que uno de los puntos de apoyo del Gobierno es la percepción de su fortaleza. Recuerda casos como el de los Somoza, en Nicaragua, en el que la derrota de los gobernantes parecía imposible. "Si Presidente se empeña en eso, también tiene que asumir las consecuencias del destrozo del mito de los regímenes imbatibles".
Añade que el mensaje que ha dado el mundo árabe es contrario a la permanencia de un gobernante en el poder por mucho tiempo. "Como dijo Fernando Savater: cuando el pueblo se organiza y decide dar al traste con un gobierno no hay fuerza que lo frene".
Con esa opinión coincide el politólogo José Vicente Carrasquero. El profesor de la cátedra de Opinión Pública en la UCAB señala que en principio los seguidores del Gobierno se identifican con Gadafi y los opositores con los rebeldes.
Carrasquero añade que si el gobernante libio cae, esto podría debilitar la imagen del Gobierno. "Lo va afectar en la medida en que sus seguidores se den cuenta de que es un gobernante más malo de lo que pintan en el Gobierno. Los costos en términos de percepción de derrota, si termina de ser derrotado, es un problema que se tira el Presidente encima. Va a tener que quedarse callado o tratar de dar una explicación al país sobre su posición".
Ambos analistas expresan que la oposición debe exigir explicaciones sobre las relaciones con gobiernos como el de Irán, luego de que Estados Unidos acusó a Venezuela de violar acuerdos internacionales en esta materia. "La oposición debe tener un papel orientador. En principio, controlar a algunas personas de esas a las que les gustaría que lleguen los marines. Deben exigir al Gobierno una rendición de cuentas para que la sanción sea desde adentro", dice Oropeza.
Chavistas imperialistas. El sociólogo Carlos Raúl Hernández difiere de esas opiniones.
Considera que la población no tiene mayor interés por lo que ocurre en el Medio Oriente. "En el electorado duro de Chávez tiene un impacto cercano a cero. La vinculación que tiene el Presidente con ese sector social, que representa 30% de las personas, es de carácter clientelar-religioso. Gran parte del país no sabe ni siquiera dónde queda Libia. Cuando se ahorcó a Sadam Husein Chávez no perdió ni un voto".
Para Hernández sería contraproducente que el Presidente intente usar las amenazas de sanciones internacionales para denunciar una escalda imperialista. "El universo de la gente que apoya al Presidente es mayoritariamente partidaria de Estados Unidos. Chávez ha visto claro que eso no ayuda. Los sectores populares no son antinorteamericanos, tienen demasiados años viendo a Estados Unidos como un aliado cercano. El modo de vida de Venezuela es un calco del estadounidense".
El Nacional
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