Las autoridades españolas aseguran que Arturo Cubillas ha mantenido su papel como enlace en Venezuela entre etarras y las FARC. Le imputan graves delitos, pero los jueces tendrán que esperar.
Andrés es Venezuela y José es Cuba. O eran. Así se les mencionaba en clave en un documento incautado por las autoridades españolas que forma parte del expediente que ha consolidado la imagen del país como patio de entrenamiento de terroristas de la organización ETA: "Para hacer las pruebas querrían venir a Andrés y claro el que está en la otra parte, el que está con los de José, no moverse".
Los de ETA pretendían, según esto, probar aquí una especie de lanzagranadas que dos etarras habían diseñado en Cuba -"de 40 kilos está afinado para alcanzar un punto a 600 metros"- y para tal cosa solicitaban autorización y colaboración de las FARC. Esto se conoció en marzo de 1999, gracias a la detención en París de tres militantes de la organización separatista quienes portaban la correspondencia en la que José Ignacio Echarte Urbieta -refugiado en Cuba- consultaba tal cosa a la guerrilla colombiana.
El caso forma parte de la relación de hechos del Auto de procesamiento de la Audiencia Nacional de Madrid (sumario 75/09 DP 263/08) del 24 de febrero de 2010, que comienza con un breve recuento de episodios que demuestran la vieja conexión entre ETA (Euskadi Ta Askatasuna) y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), ambas declaradas como "terroristas" por la Unión Europea desde el 17 de junio de 2002. Esa colaboración se remonta a 1993, según evidencian documentos encontrados en manos de dirigentes etarras detenidos en febrero de ese año que detallaban las reuniones sostenidas entre Jokin Gorosti Artola (alias Haritza), representante en Cuba de los deportados de ETA, y un comandante de las FARC: "... estaban muy contentos del trabajo conjunto en otras ocasiones, de la aportación de otros compañeros nuestros... ".
La alianza para el intercambio de técnicas se habría formalizado en noviembre de 1999, "actuando en todo momento como interlocutor de ETA el responsable del colectivo en Cuba, José Ángel Urtiaga Martínez", alias Josean. Urtiaga sería el encargado de establecer los nexos entre 1984 y 1998 para experimentar con explosivos y lo mismo habría hecho su sustituto José Manuel Arrugaeta, alias Julia. En 2002 los cuerpos policiales de Colombia encontraron en poder de las FARC material explosivo similar al usado por sus colegas de ETA -entre ellos lanzadores de cilindros bomba- y algunos de los guerrilleros detenidos declararon haber asistido a cursos dictados por miembros de ETA primero fuera de territorio colombiano y más tarde en los propios campamentos de las FARC.
El expediente de la Audiencia Nacional asegura que los coordinadores de esos intercambios de pedagogía terrorista eran Emiro Ropero Suárez (alias Rubén Zamora), comandante del Frente 33 de las FARC asentado en la frontera con Venezuela, y Arturo Cubillas Fontán, el presunto etarra radicado en Venezuela sobre quien pesaba entonces orden de captura desde 1985 acusado de asesinato.
El gran gestor
Para el momento de la redacción del auto, las autoridades españolas podían precisar que Cubillas había contraído matrimonio con la venezolana hija de inmigrantes vascos, Goizeder Odriozola, de quien detallan algunos de sus cargos en instancias gubernamentales, y que en octubre de 2005 le nombraron "director adscrito a la Oficina de Administración y Servicios del Ministerio de Agricultura y Tierras de Venezuela". Pero dicen más: "... siendo responsable del colectivo ETA en esa zona de América desde el año 1999, encargándose de coordinar las relaciones con las FARC". A Cubillas, nacionalizado venezolano, le atribuyen las gestiones para que cuatro miembros de ETA recibieran adiestramiento militar en campamentos de las FARC a cargo de Noel Mata Mata, alias Nariño; y Luciano Martín Arango, alias Iván, en la frontera con Zulia: "y se emplazaron para recibir más en el futuro".
Como parte de esas relaciones, gente de ETA habría estado haciendo pruebas de sus morteros de fabricación propia -el "asunto Gabardina", según sus claves- en campamentos guerrilleros asentados en suelo venezolano. A esos morteros -que se utilizaron por primera vez en España en octubre de 2003- ETA los llama Jotake-Handia y las autoridades colombianas les dicen "cilindro bomba". Junto con Rodrigo Granda, alias el canciller, Arturo Cubillas habría acordado "una reunión en territorio colombiano a celebrarse en la segunda quincena de 2004 entre Raúl Reyes y un miembro de la dirección de ETA, que no pudo llevarse a cabo ante las detenciones de parte de la cúpula directiva a lo largo de 2004". La relación entre las bandas adquirió nuevas proporciones: el 8 de marzo y el 30 de septiembre de 2000, Víctor Ramón Vargas Salazar, alias Chato; fue enviado a España por las FARC "a hacer vigilancias" sobre la embajada colombiana y a seguir los pasos del ex presidente Andrés Pastrana. En su informe, aseguran, destacó la relativa facilidad para atacar a ambos objetivos siempre y cuando contaran con la ayuda de ETA.
De modo que solicitaron esa colaboración y abrieron el abanico de "objetivos": la ex embajadora Noemí Sanín; el ex candidato presidencial Antanas Mockus; el vicepresidente Francisco Santos y algunas otras personalidades del mundo político y militar, hasta llegar al pez más gordo, Alvaro Uribe Vélez. Los cursos siguieron. En agosto de 2007, alias Martín Capa e Ignacio Domínguez Achalandabaso, alias Txomin; "impartieron en la selva venezolana en una finca cercana a Guasdualito, en el Estado de Apure, un curso teórico-práctico de unos 20 días en 6 jornadas de 2 horas... " a 13 miembros de las FARC (y a 7 de una organización identificada como FLB).
Este taller habría versado sobre "técnicas avanzadas en el manejo de explosivo C4, de mayor capacidad destructiva que la dinamita, pero con menor volumen, de fácil adquisición en Venezuela... ". Aquí vuelve a aparecer Cubillas quien figura como uno de los organizadores de este curso que tuvo un segundo escenario en campamentos del Bloque Caribe de la guerrilla, a donde se trasladaron "viajando por tierra vía Maracaibo con el conocimiento y la compañía de una persona que vestía chaleco con escudo de la DIM (Dirección de Inteligencia Militar de Venezuela) y de un vehículo escolta con militares venezolanos".
Los cargos y El Palestino
De estos hechos se desprenden serias acusaciones contra Cubillas: delito de "tenencia de explosivos en colaboración con banda armada terrorista" (de 6 a 10 años de prisión) y "conspiración para cometer homicidios terroristas" (10 a 20 años); sustentados -entre otras cosas- con documentos encontrados en la computadora de alias Raúl Reyes y los testimonios de guerrilleros capturados que confirmaron los intercambios entre ETA y las FARC y los planes para atentar contra políticos colombianos en España.
En consecuencia, se giró orden de detención y captura internacional a todos los implicados, incluyendo a Cubillas, y se solicitaron gestiones "ante la Autoridad Cubana, y en especial también ante la Venezolana, para que cooperen a la entrega extradicional de algunos de los procesados, pues obran diligencias en este procedimiento que ponen de manifiesto la cooperación gubernamental venezolana en la ilícita colaboración entre las FARC y ETA y en especial en el caso de Arturo Cubillas Fontán".
A esto se añadió el Auto del 4 de octubre de este año, producto de la detención de Xavier Atristain Gorosabel y Juan Carlos Besance Zugasti, ocurrida el 29 de septiembre, quienes formaban parte del llamado Comando Imanol. Los etarras capturados confesaron haber recibido cursos en Venezuela en 2008 para los cuales habrían contactado a Cubillas y a José Lorenzo Ayestaran Legorburu. El 30 de octubre, finalmente, España solicitó la extradición de Cubillas, pese a que la Fiscal General Luisa Ortega Díaz había advertido previamente que tal cosa era improcedente y que si una investigación local -solicitada por el propio Cubillas- demostraba que el vasco nacionalizado ha cometido delitos en Venezuela sería procesado por la justicia del país que le dio refugio en 1989.
Una fuente de la diplomacia española aclaró que a Cubillas se le quiere procesar por delitos "actuales" ya que, como se sabe, el cargo por homicidio prescribió y el caso, que databa de 1985, fue archivado el pasado 3 de noviembre. De cualquier manera, le han citado a declarar el 14 de diciembre en Madrid, una cita a la que, es de suponer, no asistirá. "ETA pasa por un mal momento y busca refugio", explica el funcionario: "Y hoy Venezuela es el lugar más seguro para ETA. Ese es un logro de Cubillas". Aunque no forma parte del expediente, la reciente aparición del libro El Palestino, del supuesto periodista español Antonio Salas, echó más leña al fuego: en sus páginas -y en un documental- asegura con imágenes que los campos de entrenamiento existen. En el libro, además, afirma que Cubillas es reconocido entre las organizaciones chavistas como "la cabeza visible de ETA en Venezuela y el primer receptor de los abertzales (nacionalistas radicales, según la RAE) que recalan en el país".
En España concluyen que el interés de funcionarios venezolanos por protegerle sólo se explica así: "Cubillas no es un simple ciudadano, él maneja información que no conviene airear durante un juicio en España y que tiene que ver con las implicaciones del Gobierno con grupos armados de Latinoamérica". Y dijo más la fuente española: "Cubillas ha creado una red de apoyo que tiene la posibilidad de mantener escondidos en Venezuela a miembros de ETA". Sin embargo, reconoció, que nada más puede hacer su país en caso de que se mantenga la negativa a extraditar al funcionario del Instituto Nacional de Tierras. Las gestiones se hicieron, esta historia continuará.
El Universal
Los de ETA pretendían, según esto, probar aquí una especie de lanzagranadas que dos etarras habían diseñado en Cuba -"de 40 kilos está afinado para alcanzar un punto a 600 metros"- y para tal cosa solicitaban autorización y colaboración de las FARC. Esto se conoció en marzo de 1999, gracias a la detención en París de tres militantes de la organización separatista quienes portaban la correspondencia en la que José Ignacio Echarte Urbieta -refugiado en Cuba- consultaba tal cosa a la guerrilla colombiana.
El caso forma parte de la relación de hechos del Auto de procesamiento de la Audiencia Nacional de Madrid (sumario 75/09 DP 263/08) del 24 de febrero de 2010, que comienza con un breve recuento de episodios que demuestran la vieja conexión entre ETA (Euskadi Ta Askatasuna) y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), ambas declaradas como "terroristas" por la Unión Europea desde el 17 de junio de 2002. Esa colaboración se remonta a 1993, según evidencian documentos encontrados en manos de dirigentes etarras detenidos en febrero de ese año que detallaban las reuniones sostenidas entre Jokin Gorosti Artola (alias Haritza), representante en Cuba de los deportados de ETA, y un comandante de las FARC: "... estaban muy contentos del trabajo conjunto en otras ocasiones, de la aportación de otros compañeros nuestros... ".
La alianza para el intercambio de técnicas se habría formalizado en noviembre de 1999, "actuando en todo momento como interlocutor de ETA el responsable del colectivo en Cuba, José Ángel Urtiaga Martínez", alias Josean. Urtiaga sería el encargado de establecer los nexos entre 1984 y 1998 para experimentar con explosivos y lo mismo habría hecho su sustituto José Manuel Arrugaeta, alias Julia. En 2002 los cuerpos policiales de Colombia encontraron en poder de las FARC material explosivo similar al usado por sus colegas de ETA -entre ellos lanzadores de cilindros bomba- y algunos de los guerrilleros detenidos declararon haber asistido a cursos dictados por miembros de ETA primero fuera de territorio colombiano y más tarde en los propios campamentos de las FARC.
El expediente de la Audiencia Nacional asegura que los coordinadores de esos intercambios de pedagogía terrorista eran Emiro Ropero Suárez (alias Rubén Zamora), comandante del Frente 33 de las FARC asentado en la frontera con Venezuela, y Arturo Cubillas Fontán, el presunto etarra radicado en Venezuela sobre quien pesaba entonces orden de captura desde 1985 acusado de asesinato.
El gran gestor
Para el momento de la redacción del auto, las autoridades españolas podían precisar que Cubillas había contraído matrimonio con la venezolana hija de inmigrantes vascos, Goizeder Odriozola, de quien detallan algunos de sus cargos en instancias gubernamentales, y que en octubre de 2005 le nombraron "director adscrito a la Oficina de Administración y Servicios del Ministerio de Agricultura y Tierras de Venezuela". Pero dicen más: "... siendo responsable del colectivo ETA en esa zona de América desde el año 1999, encargándose de coordinar las relaciones con las FARC". A Cubillas, nacionalizado venezolano, le atribuyen las gestiones para que cuatro miembros de ETA recibieran adiestramiento militar en campamentos de las FARC a cargo de Noel Mata Mata, alias Nariño; y Luciano Martín Arango, alias Iván, en la frontera con Zulia: "y se emplazaron para recibir más en el futuro".
Como parte de esas relaciones, gente de ETA habría estado haciendo pruebas de sus morteros de fabricación propia -el "asunto Gabardina", según sus claves- en campamentos guerrilleros asentados en suelo venezolano. A esos morteros -que se utilizaron por primera vez en España en octubre de 2003- ETA los llama Jotake-Handia y las autoridades colombianas les dicen "cilindro bomba". Junto con Rodrigo Granda, alias el canciller, Arturo Cubillas habría acordado "una reunión en territorio colombiano a celebrarse en la segunda quincena de 2004 entre Raúl Reyes y un miembro de la dirección de ETA, que no pudo llevarse a cabo ante las detenciones de parte de la cúpula directiva a lo largo de 2004". La relación entre las bandas adquirió nuevas proporciones: el 8 de marzo y el 30 de septiembre de 2000, Víctor Ramón Vargas Salazar, alias Chato; fue enviado a España por las FARC "a hacer vigilancias" sobre la embajada colombiana y a seguir los pasos del ex presidente Andrés Pastrana. En su informe, aseguran, destacó la relativa facilidad para atacar a ambos objetivos siempre y cuando contaran con la ayuda de ETA.
De modo que solicitaron esa colaboración y abrieron el abanico de "objetivos": la ex embajadora Noemí Sanín; el ex candidato presidencial Antanas Mockus; el vicepresidente Francisco Santos y algunas otras personalidades del mundo político y militar, hasta llegar al pez más gordo, Alvaro Uribe Vélez. Los cursos siguieron. En agosto de 2007, alias Martín Capa e Ignacio Domínguez Achalandabaso, alias Txomin; "impartieron en la selva venezolana en una finca cercana a Guasdualito, en el Estado de Apure, un curso teórico-práctico de unos 20 días en 6 jornadas de 2 horas... " a 13 miembros de las FARC (y a 7 de una organización identificada como FLB).
Este taller habría versado sobre "técnicas avanzadas en el manejo de explosivo C4, de mayor capacidad destructiva que la dinamita, pero con menor volumen, de fácil adquisición en Venezuela... ". Aquí vuelve a aparecer Cubillas quien figura como uno de los organizadores de este curso que tuvo un segundo escenario en campamentos del Bloque Caribe de la guerrilla, a donde se trasladaron "viajando por tierra vía Maracaibo con el conocimiento y la compañía de una persona que vestía chaleco con escudo de la DIM (Dirección de Inteligencia Militar de Venezuela) y de un vehículo escolta con militares venezolanos".
Los cargos y El Palestino
De estos hechos se desprenden serias acusaciones contra Cubillas: delito de "tenencia de explosivos en colaboración con banda armada terrorista" (de 6 a 10 años de prisión) y "conspiración para cometer homicidios terroristas" (10 a 20 años); sustentados -entre otras cosas- con documentos encontrados en la computadora de alias Raúl Reyes y los testimonios de guerrilleros capturados que confirmaron los intercambios entre ETA y las FARC y los planes para atentar contra políticos colombianos en España.
En consecuencia, se giró orden de detención y captura internacional a todos los implicados, incluyendo a Cubillas, y se solicitaron gestiones "ante la Autoridad Cubana, y en especial también ante la Venezolana, para que cooperen a la entrega extradicional de algunos de los procesados, pues obran diligencias en este procedimiento que ponen de manifiesto la cooperación gubernamental venezolana en la ilícita colaboración entre las FARC y ETA y en especial en el caso de Arturo Cubillas Fontán".
A esto se añadió el Auto del 4 de octubre de este año, producto de la detención de Xavier Atristain Gorosabel y Juan Carlos Besance Zugasti, ocurrida el 29 de septiembre, quienes formaban parte del llamado Comando Imanol. Los etarras capturados confesaron haber recibido cursos en Venezuela en 2008 para los cuales habrían contactado a Cubillas y a José Lorenzo Ayestaran Legorburu. El 30 de octubre, finalmente, España solicitó la extradición de Cubillas, pese a que la Fiscal General Luisa Ortega Díaz había advertido previamente que tal cosa era improcedente y que si una investigación local -solicitada por el propio Cubillas- demostraba que el vasco nacionalizado ha cometido delitos en Venezuela sería procesado por la justicia del país que le dio refugio en 1989.
Una fuente de la diplomacia española aclaró que a Cubillas se le quiere procesar por delitos "actuales" ya que, como se sabe, el cargo por homicidio prescribió y el caso, que databa de 1985, fue archivado el pasado 3 de noviembre. De cualquier manera, le han citado a declarar el 14 de diciembre en Madrid, una cita a la que, es de suponer, no asistirá. "ETA pasa por un mal momento y busca refugio", explica el funcionario: "Y hoy Venezuela es el lugar más seguro para ETA. Ese es un logro de Cubillas". Aunque no forma parte del expediente, la reciente aparición del libro El Palestino, del supuesto periodista español Antonio Salas, echó más leña al fuego: en sus páginas -y en un documental- asegura con imágenes que los campos de entrenamiento existen. En el libro, además, afirma que Cubillas es reconocido entre las organizaciones chavistas como "la cabeza visible de ETA en Venezuela y el primer receptor de los abertzales (nacionalistas radicales, según la RAE) que recalan en el país".
En España concluyen que el interés de funcionarios venezolanos por protegerle sólo se explica así: "Cubillas no es un simple ciudadano, él maneja información que no conviene airear durante un juicio en España y que tiene que ver con las implicaciones del Gobierno con grupos armados de Latinoamérica". Y dijo más la fuente española: "Cubillas ha creado una red de apoyo que tiene la posibilidad de mantener escondidos en Venezuela a miembros de ETA". Sin embargo, reconoció, que nada más puede hacer su país en caso de que se mantenga la negativa a extraditar al funcionario del Instituto Nacional de Tierras. Las gestiones se hicieron, esta historia continuará.
El Universal
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