La gira presidencial del presidente Hugo Chávez tuvo tres propósitos: en Brasil reafirmar relaciones diplomáticas, en Ecuador "darse un baño de popularidad" y en Cuba atender una relación "neurálgica" para la diplomacia venezolana, así lo analiza el internacionalista, Félix Arellano.
A su juicio, en su paso por Brasil, la mandataria Dilma Rousseff dio sobradas muestras de "distancia y prudencia", lo que se vislumbra como la nueva norma en las relaciones con ese país, mientras que Chávez buscó despejar incertidumbres para no perder del todo a Brasil como mediador ante EEUU, papel que ha asumido con más fuerza el presidente colombiano Juan Manuel Santos.
Arellano cree que la señal de distanciamiento "ha sido confirmada en lo breve de la visita y lo concretísimo de la reunión. Rousseff dio la mejor imagen de lo que es un jefe de Estado porque solo trató puntos muy específicos sin convertir eso en un espectáculo mediático".
Despejar la incertidumbre
Hace la salvedad de que el encuentro era fundamental ya que no era beneficiosa la incertidumbre que se estaba generando en torno a las relaciones entre ambos países. "Brasil con Lula se fue convirtiendo en el principal apoyo de política internacional del presidente Hugo Chávez y el presidente no quería que eso se acabara totalmente, había entonces que dar una señal de afinidad".
Destaca que obviamente hubo convenios "pero es porque el más interesado en ello es Brasil. Se trata de una política inteligente, si el gobierno de Venezuela la entendiera la debería asumir, hacer de las reuniones de Estado encuentros concretos, de altura, de alto nivel, sin diplomacia de micrófono, es entender que los jefes de Estado tienen una agenda muy ocupada y que lo que dice puede tener efectos muy delicados en la economía y en la sociedad", acotó.
Considera que un detalle importante será que el presidente Hugo Chávez "no empiece a interpretar él mismo la visita. Debe hacer silencio y entender que el lenguaje de Brasil hoy en día no es el de Lula Da Silva".
Ecuador y Cuba como tribuna
Otro tono de la gira se vivió en Ecuador y Cuba. "Ahí ocurrió todo lo contrario a Brasil, Ecuador fue una tribuna que usó Chávez para insultar al imperio, fue un espectáculo. Otra vez hubo un discurso altisonante que no reporta ningún beneficio a nadie e incluso espanta inversionistas".
Dijo que en Brasil no se le hubiese permitido al presidente Hugo Chávez dar ese tipo de discursos. "Chávez sabe que jamás la jefa de Estado brasilera se hubiese quedado sentada oyendo un discurso que afecte la política interior y exterior de Brasil".
El paso por Ecuador y Cuba también eran necesarios para Chávez "por la personalidad del gobernante, él necesitaba un baño de populismo y eso lo iba a recibir en Ecuador y Cuba porque es el núcleo central de la política exterior venezolana"
Repasar el libreto en la isla
Indicó que Cuba siempre ha estado en la lista de visitas por la región de Chávez y ahora se hacen más necesarias toda vez que "debemos reconocer que Raúl Castro ha dado una señal de evitar las reuniones de jefes de Estado para hacer un show mediático, pocas palabras, poco tiempo".
Entiende que la afinidad seguirá por la dependencia de Cuba con Venezuela: "la isla necesita seguir el libreto que imponga el presidente Chávez, todo por necesidad económica, no obstante, el estilo de Fidel no ha sido el mismo que el de Raúl, éste último ha sido más ponderado".
Sostiene que con Cuba también hay que estar atentos porque "puede ser que la cosa se le complique más" al presidente Hugo Chávez. "El modelo cubano está empezando a cambiar, lentamente, empieza a introducir la palabra mercado cuando Venezuela intenta eliminarla".
Considera que todo indica que Raúl Castro quiere un restablecimiento de relaciones diplomáticas con EEUU por lo que "puede haber nuevos distanciamientos en temas de fondo con Venezuela".
Señala que la isla es la que tendrá que ser más cuidadosa por su necesidad económica con Venezuela. "Tendrá que jugar entre aguas como lo está haciendo el presidente Santos".
El Universal
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