martes, 14 de septiembre de 2010

¿Socialismo del siglo XXI?

Tras señalar que no desea juzgar experiencias de otros países, el presidente de El Salvador Mauricio Funes desestimó el modelo del Socialismo del Siglo XXI, que por lo demás, dijo "nadie puede explicar ni comprender, a veces ni el propio presidente Chávez"

El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, consideró este martes "saludable" la alternancia del poder para fortalecer la democracia en Latinoamérica y el Caribe y evitar que los intereses de un grupo o fracción estén por encima de las necesidades de todos los ciudadanos.

Funes aseguró que en su país se comprobó que cambiar los actores políticos en el poder puede reforzar el sistema democrático y abrir un nuevo periodo de la vida política, económica y social.

"La derecha política y empresarial y el sistema de medios y comentaristas aliados negaban la posibilidad de la alternancia como algo consustancial con la democracia", agregó en la decimocuarta Conferencia de las Américas, organizada por el diario The Miami Herald con la participación de 500 expertos y funcionarios de la región y de Estados Unidos.

"Se decía que si este servidor llegaba a la Presidencia sería algo así como un títere del presidente venezolano, Hugo Chávez. En fin, que el país iba en camino al Socialismo del Siglo XXI, por lo demás, sistema que nadie puede explicar ni comprender, a veces ni el propio presidente Chávez", comentó.

Tras aclarar que no deseaba juzgar las experiencias de otros países, mencionó el caso de Colombia y Venezuela sólo "como un punto de referencia para el análisis".

Dos experiencias de mandatarios que se reeligieron, cambiaron reglas y modificaron la Constitución para permitir la reelección sin límites, puntualizó.
El ex presidente colombiano Alvaro Uribe (2002-2010) "dio un paso al costado, como se dice, y dejó que la alternancia se abriera paso para fortalecer el proceso democrático en el país".

"Sería saludable para los venezolanos que Chávez hiciera lo suyo, no tengo dudas", indicó. No "abro juicios de valor, en absoluto. Sólo constato realidades" añadió.

No se trata de ideologías, agregó, sino de la democracia y de su más pleno funcionamiento, que "es lo que nos debe tener a todos como militantes y defensores, si entendemos que los intereses del conjunto están por encima de los intereses de grupo o fracción".

En El Salvador, aseguró, la alternancia y el cambio no se tradujeron en rompimiento de la institucionalidad y del rumbo democrático por "el que el país venía caminando desde la firma de los acuerdos de paz".

Funes también habló de la necesidad de emprender una reforma profunda del sistema interamericano para evitar la ruptura del orden democrático como sucedió en Honduras a mediados de 2009, cuando fue derrocado el entonces presidente, Manuel Zelaya.

Para el mandatario salvadoreño, la Organización de Estados Americanos (OEA) y su países miembros deben intervenir oportunamente a fin de evitar el "engendramiento del golpe militar como de cualquier otra situación que se traduzca en ingobernabilidad".

"Comparto la opinión de quiénes sostienen que es indispensable ampliar las causales de invocación de la Carta Democrática y tomar en cuenta el conjunto de elementos que han perturbado la gobernabilidad democrática en América Latina en estos años", expresó.

Con respecto a la reciente matanza en el estado mexicano de Tamaulipas, donde fueron asesinados 72 migrantes, 13 de ellos salvadoreños, dijo que el hecho mostraba la gravedad del fenómeno de la pobreza, combinado con el narcotráfico y el crimen organizado.

Aseveró que el crimen organizado no se podrá enfrentar con éxito si no es de manera conjunta, incluyendo a México, país con el que se acordaron recientemente acciones para combatirlo.

Pero, advirtió, no se podrá construir un mundo más seguro si no se reduce la inseguridad social y económica, un aspecto que debe entender la comunidad internacional y en particular EE.UU. cuando insiste en "apoyarse en los países de la región para enfrentar al crimen organizado y el terrorismo".

"Estados Unidos, en tanto aliado de las democracias de la región, debe invertir sus prioridades. Sin menoscabo, por supuesto, de su énfasis en el combate del narcotráfico y del crimen organizado en general, su apuesta debe centrarse en el apoyo a las políticas de redistribución del ingreso y de generación de empleo", planteó.

Visión que también "las élites empresariales locales" deben compartir apoyando un mayor esfuerzo fiscal que le permita a los Estados contar con los recursos necesarios para asegurar una renta mínima a sus ciudadanos, apuntó.

"Quiero enfatizar que es prioritario que las Naciones Unidas, que toda la comunidad internacional, incorpore a la agenda de temas urgentes este drama", recalcó.

Tal Cual Digital

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