Venezolano de nacimiento, hijo de cubano y argentina, Tomás Bilbao formó parte del gobierno de George W. Bush, trabajó con el dirigente del exilio cubano Mel Martínez y ahora, desde la dirección del Grupo de Estudios de Cuba (Cuba Study Group), esgrime posiciones de apertura sobre las relaciones de la isla con Estados Unidos (EEUU) y Venezuela, a la luz de la eventual transición planteada por el régimen socialista: "El hecho de que Raúl Castro anuncie el Primer Congreso del Partido Comunista Cubano, desde 1997, acompañado de Chávez, es una señal de que Cuba emprende unas reformas económicas que podrían tener serias consecuencias para los cubanos, con el apoyo económico del Gobierno venezolano. Si Cuba afrontara los cambios sin esa asistencia, sería mucho más difícil y tendría que responder más rápidamente".
-Además de que su gobierno ya no cuenta con la holgura de otros tiempos para soportar ese peso, ¿no es paradójico que mientras Chávez se dispone a apoyar el proceso de reformas dirigidas a disminuir el poder interventor del Estado, en Venezuela avance a contravía?
-Algunos cambios, a ser anunciados en el Congreso de abril, rompen con dos pilares de la revolución: uno es la garantía de trabajo para cada cubano, de forma que el Estado deja de ser el único empleador. También se proyecta eliminar la tarjeta de racionamiento, con lo cual se quebranta la garantía de que en todo momento, todo cubano, tiene asegurada la alimentación. De manera que el sistema de control estatal de la economía, que pareciera uno de los objetivos de Chávez, no funciona y hasta sus mejores aliados, luego de cincuenta años, están admitiendo su fracaso. Se rompe así un contrato social que, en realidad, nunca funcionó bien y queda demostrado como una economía de mercado, abierta, sí garantiza la consecución de tales metas. En eso tienes razón.
-A sabiendas del fracaso, con las penurias y sufrimientos que eso implica para la población, Chávez insiste en aplicarlo en Venezuela.
-Las reformas cubanas parten de una realidad mucho más restrictiva, condicionada por la presencia abrumadora del Estado. No obstante, todo ese proceso se adelanta bajo el control del Gobierno.Cuba marcharía hacia una mayor apertura económica y menos control estatal, pero siempre bajo el modelo unipartidista. Entonces no sería correcto afirmar que Cuba avanza hacia un modelo capitalista mientras Venezuela camina hacia el socialismo.
-Esas reformas, ¿van dirigidas hacia un cambio estructural de la economía o simplemente se trata de un ejercicio tipo Nueva Política Económica (NEP), impuesta por Lenin, que en determinada coyuntura toleró la economía privada, para que luego Stalin le diera el machetazo definitivo?
-Una cosa es lo que los gobernantes cubanos quisieran hacer y otra es la que pueden hacer. Ellos buscan la forma de responder a la crisis a través de algunos cambios económicos y sociales, siempre bajo el control del PCC, el único que puede existir allí. Ahora, también están conscientes de que cada una de esas medidas implica un riesgo que pudiera presionar para la ampliación del marco reformador hacia el campo político, como ocurrió en la antigua Unión Soviética.
-En China se aplican las reformas económicas desde hace más de 20 años y, sin embargo, el modelo político permanece intacto.
-Sí, pero como dijo un miembro del Gobierno cubano: "el problema es que en Cuba no hay chinos". En China pudo haber una transición hacia la economía de mercado con absoluto control político, aun cuando son evidentes algunas transformaciones sociales. Pero en el caso cubano no podemos asumir que lo que funcionó en China, pueda funcionar en una isla, a 90 millas de EEUU.
-¿Cómo reaccionaría el Gobierno de EEUU? ¿Forzaría Obama cambios políticos?
-Uno esperaría que la Administración diera pasos para facilitar procesos de cambios en la isla. Pero luego de las elecciones de noviembre se le dificulta tomar medidas sin que haya reformas políticas en la isla. Es importante reconocer que para una Cuba en transición económica el embargo y la actual política norteamericana serían un obstáculo para las transformaciones. Así que EEUU debe buscar la manera, sin forzar los cambios, de no obstaculizar el proceso.
-¿Cómo actuaría el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representante, considerando que estará bajo la dirección de la dirigente de origen cubano Ileana Ross?
-Desde 1999 el Comité no ha remitido legislación que afecte a Cuba de manera importante. Pero una propuesta de ley que busque mejorar la efectividad de la política actual se las verá más difícil que cuando la Cámara era controlada por los demócratas. No creo que se aprueban medidas para reforzar el embargo. Se trata de un equipo defensivo para evitar que la actual política se flexibilice.
-Ese enfoque, ¿cabe hacia Venezuela?
-Las sanciones a Cuba son las más restrictivas aplicadas por EEUU a cualquier país del mundo y ese no es el caso de Venezuela. Pero tengo entendido que el representante Connie Mack quiere encabezar el Subcomité para nuestro hemisferio, y él, en varias ocasiones, propuso incluir a Venezuela en la lista de países que apoyan al terrorismo, lo cual tendría implicaciones negativas para Venezuela y sus relaciones con EEUU. En el caso venezolano hay mucho más espacio para que el Comité maneje nueva legislación en ese sentido, sólo que se requiere superar la barrera del Senado, donde los demócratas aún tienen mayoría y este tipo de medidas son estudiadas con más cuidado y tendrían menos éxito.
--En materia de narcotráfico tanto Congreso como Gobierno son más rígidos y ahora se ventila el caso del General Rangel Silva, denunciado por el Departamento del Tesoro, junto con otros militares, (ex) funcionarios del gobierno de Chávez, de vínculos con el narcotráfico y las FARC.
-Creo que esto va a recibir muchísima atención del nuevo Congreso, sobre todo estando el Comité de Relaciones Exteriores bajo el control de Ileana Ross y posiblemente de Connie Mack. Pero, incluso, en la Cámara alta está el senador (Richard) Lugar, quien ocupa el escaño más importante de la minoría republicana en el Comité de Relaciones Exteriores. Esto seguirá llamando la atención y no sólo del Congreso porque en la medida en que el tema del narcotráfico y el crimen organizado en México ocupan niveles de importancia mayor en EEUU, el hecho de que en Venezuela haya reportes de posible participación de miembros del Gobierno en el narcotráfico, también podría movilizar al Gobierno de EEUU.
-¿Hasta qué punto puede actuar,considerando antecedentes como la invasión a Panamá en diciembre de 1989?
-No hay ninguna probabilidad de una incursión militar para intervenir en territorio venezolano. Pero sí pueden adoptar medidas, con repercusiones políticas y económicas, como mantener a Venezuela en la lista de países que apoyan al terrorismo y no colaboran en el combate contra el narcotráfico La tesis irreal de la intervención militar es algo que Chávez desearía para reforzar su retórica antinorteamericana.
-¿No resulta la política de Obama similar a la Bush hacia América latina?
--A veces buscamos (y me incluyo porque soy venezolano) solución a nuestros problemas internos esperando una reacción de EEUU. Venezuela es territorio soberano y EEUU está muy limitado para actuar. La solución al tema del narcotráfico en Venezuela demanda un enfoque regional y, sobre todo, del Gobierno venezolano. No podemos esperar que el Congreso y la Administración resuelvan problemas internos.
El Universal
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