martes, 3 de agosto de 2010

"La revolución hace agua y no es por culpa de los medios"


"La gente está ahora más desinformada y está claro que hay autocensura en algunos medios"
A un año del cierre de 34 emisoras de radio ordenadas por el Gobierno, entre las cuales, estaban algunas pertenecientes al circuito CNB, su presidente, Nelson Belfort, quien también preside la Cámara Venezolana de Radio, asegura que no ha perdido la esperanza de recuperarlas, aun cuando el golpe resultó más duro de lo esperado: "De las 10 emisoras de CNB las cinco más importantes y líderes en sus zonas, Caracas, Maracaibo y Valencia, fueron cerradas. De manera que la merma no fue de 50% sino de más de 80%. Eso nos colocó en una situación financiera crítica y nos obligó a una reducción de personal para sobrevivir hasta que llegue el momento de recuperar las emisoras".

-A pesar de las amenazas permanentes contra Globovisión no ha habido más cierres de medios radiales, algo que se estaba esperando.

-Aunque esperábamos el cierre de 240 estaciones de radio y de 45 canales de televisión, solo se concretó el de las primeras 34. Creo que el Gobierno no tenía idea de la importancia que tenían estas emisoras para los ciudadanos y no solo por el rechazo nacional (80%), sino por el impacto internacional que produjo la medida. El supuesto Robin Hood que se veía fuera del país como el gran redentor de los pueblos oprimidos, se mostraba al mundo como un dictador represivo que no vacilaba en bajarle la santamaría a medios de comunicación críticos. De manera que decidieron detener la arremetida esperando una situación más favorable.

-Situación favorable que no aparece por ningún lado.

-Así es. A nosotros nos cerraron por señalar los problemas que provocaban un creciente malestar en la gente y durante este año no solo se han acrecentado esas situaciones sino que han surgido otras: el colapso eléctrico, el incremento explosivo de la corrupción con Pdval, la crisis financiera, las devaluaciones. De manera que ya las emisoras no están pero los problemas siguen allí, a pesar de que Diosdado Cabello advirtiese que con las emisoras abiertas la revolución no podía avanzar. Y ha avanzado, sin duda, pero en hambre, miseria y desempleo.

-Según eso y ante la cercanía de las elecciones, ¿crees que se atreverían a cerrar Globovisión, que es el medio más amenazado?

-Quizás el Gobierno se quiere transar en un punto medio entre generar miedo y el cierre. Este último generaría rechazo, incluso de parte de quienes apoyan al oficialismo. De manera que si bien no parece inminente el cierre, sí dificultan las operaciones del canal, cierran el acceso a las fuentes, se apropian de las microondas, te dejan afuera en la visita del cardenal a la Asamblea Nacional y te amenazan constantemente. Ahora, si ven la oportunidad lo cierran. Sólo que Globovisión ha sido valiente, brava, fuerte y ha aguantado todos los golpes, incluyendo a los dueños del canal, sobre quienes ha caído el poder del Estado con toda la fuerza.

-¿Luego del cierre masivo de emisoras logró el Gobierno mover a su favor el estado de la opinión pública?

-Sin duda, la gente está más desinformada ahora. Los radiodifusores se han visto en el espejo de lo que le ocurrió a CNB y a otras estaciones de radio y han sido mucho más cautelosos a la hora de suministrar información. Pero la cautela implica ponerle un peso innecesario a algo que debería ser absolutamente libre. Aunque la gente no está tan informada obviamente siente el peso de la ineficacia del Gobierno y la invade la incertidumbre. Es un juego que, sin embargo, el Gobierno está perdiendo porque la popularidad del Presidente ha caído. De manera que no han logrado el efecto que buscaban con la medida.

-El Gobierno denuncia la injusticia de unos medios que no destacan los logros sociales alcanzados en estos años.

-El mundo ideal que pretenden crear no existe ante una grave crisis que las palabras no pueden tapar. La revolución hace agua ante los hechos y quedó desmentida la acusación de que nuestras "mentiras" les impedían avanzar. Lamentablemente estábamos diciendo la verdad aunque hubiéramos querido equivocarnos. El retroceso es total y con medios o sin medios la comida no llega, la electricidad no funciona y la inseguridad campea. Solo que ahora no podemos cumplir la función contralora de advertir al Gobierno sobre lo que está ocurriendo. El remedio, ya se sabe, está en el ejercicio libre y consciente del voto el 26 de septiembre.

-Señalabas que ahora la gente está más desinformada porque...

-Porque la información fluye en canales que se autocensuran por miedo a a ser sancionados.
-Entonces no se trata sólo de que fluye menos información por el cierre masivo de medios sino, también, porque las que quedaron acudieron al expediente de la autocensura para sobrevivir.

-Definitivamente. El costo de abrirle los micrófonos a los ciudadanos, de tener un informativo libre e independiente, es muy alto porque te pueden cerrar y vas a tener muchos problemas, como los tuvimos en CNB.

-¿No crees que algunas emisoras se propasaron en sus críticas y lo que se ha logrado es que los medios sean más objetivos?

-No lo creo. En este último año, que he viajado mucho por todas partes, he concluido que entre tener un exceso de libertad y tener un exceso de control, la balanza se inclina por lo primero. Es preferible conocer las opiniones extremas y tenerlas a la vista que ocultarlas con el silencio y el control. En eso se basa la libertad. Que todos puedan expresar lo que piensan aunque estén equivocados o no sea lo perfecto. La libertad es absoluta, no se tiene buscando un promedio o acudiendo a la autocensura.

-Entonces, ¿por qué si ahora hay más control, más autocensura y menos medios críticos, el Gobierno sigue perdiendo popularidad?

-Porque los medios lo que podemos hacer es acelerar la difusión de los hechos y llevar las realidades más rápidamente a la gente. Pero las realidades son las realidades. Si no hay electricidad los medios no la pueden inventar. Si no hay seguridad los medios tampoco pueden garantizarla. El país se viene abajo y las realidades no se pueden tapar. El decrecimiento es imparable, todo el mundo se está recuperando y Venezuela, no obstante el petróleo, se hunde.

-¿No se ha sobreestimadola capacidad de los medios, en este caso del Estado, para influir sobre las percepciones de la gente si consideramos que cada vez convencen menos a la gente acerca de su propia verdad?
-Llegamos a un punto en que la realidad se impone sobre la manipulación, aunque creo que es todavía peor de lo que la gente percibe. El daño que ha causado Pdvsa con la comida podrida es incuantificable porque resulta evidente que no todos los hechos han trascendido a la opinión pública. Sin embargo, lo que sentimos es lo suficientemente malo como para afirmar que la popularidad del Presidente debe bajar, como efectivamente está ocurriendo.

-¿Crees, de verdad, que algún día vas a recuperar las radios perdidas?

-Estoy ciento por ciento seguro y creo que algún día se hará justicia. Lamentablemente no vivimos el mejor momento para que eso ocurra, pero ya hemos visto que en países como Chile o Perú, los radiodifusores han tenido que esperar dos, tres y hasta muchos años más para recuperar sus emisoras. En Venezuela estamos trabajando para que eso ocurra en menos tiempo. No te quepa la menor duda de que habrá CNB para rato.

-¿No crees que ya la gente se olvidó del cierre masivo de emisoras ocurrido hace apenas un año?

-La gente se acostumbra a ese tipo de situaciones, pero, quizás por eso, entre otras razones, es importante recordarlo. En medio de este mare mágnum de cosas terribles que nos están pasando pareciera que una noticia mala se va solapando con otra peor. Pero creo que los medios de comunicación, definitivamente, contribuyen a recordar toda esa cantidad de personas que tenían grabada su estación, libremente podían escoger y ahora les han colocado, en el caso de Caracas, una estación que no pidieron. Un emisora, además, que no informa y que ni siquiera transmite música ciento por ciento venezolana. Es muy grande el vacío que han dejado CNB y las otras estaciones, y eso lo recuerda la gente cada vez que busca en el dial algo que le quitaron sin preguntarle su opinión.

El Universal

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